El programa de cocina más exitoso de toda la TV española también se vio afectado por el estado de alarma como muchos otros shows. Sin embargo, con Masterchef sucedió algo curioso, y es que sus tiempos de grabación y emisión se coordinaron de tal manera que coincidieron con la desescalada del virus y la flexibilización del confinamiento.
Esto sucedió ya que TVE arrancó la grabación de la octava temporada de Masterchef a principios de año, logrando grabar una buena cantidad de galas antes de la crisis del coronavirus.
La gala del 15 de junio fue la primera que vimos en esta nueva normalidad, donde tanto los jueces como los participantes guardaban distancia, aunque no usaban máscaras como los bailarines de Operación Triunfo.
En la última gala pudimos ver como una de las concursantes más queridas se derrumbaba ante la presión de la cocina.
Juana, la conserje de 75 años se derrumbó durante la primera prueba donde debía preparar distintos platillos incluidos unos tacos al pastor o wok de ternera.
La participante se ha abrumado por la presión de esta prueba donde debía preparar 5 platillos seguidos de los cuales no conocía los ingredientes.
Cuando los jurados han ido a hablar con ella, Juana dice que se ha rendido entre lagrimas y que está pasando uno de los peores momentos de su vida.
En las siguientes pruebas, Juana intentó dar lo mejor de si, pero no pudo salvarse de una eliminación donde debía recrear un postre hecho con técnicas modernas.
Juana se ha ido a casa orgullosa de su participación y con los aplausos de sus compañeros y jueces.
El próximo lunes veremos a los semifinalistas Luna, Alberto, Ana, Iván, Jose Mari, y Andy luchar por un puesto en la gran final.